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martes, 31 de marzo de 2009

Del amor y otros demonios

"Te amo para amarte y no para ser amado, por que nada me place tanto como verte a ti feliz" decía George Sand, y quizá tuviera razón, por que se ama más por colmar las propias ansias que por la vanidad de ser correspondido.
Y es que todos amamos, en algún momento de nuestras vidas; todos sentimos ese hálito vital que nos embriaga, que dota de nuevos sentidos la existencia, que pinta nuevos coleres en nuestro mundo; todos, el algún momento sentimos ese no se qué que viene acompañado de música e inunda los rincones silenciosos y profundos con sus notas dulces... o trágicas.
Por que el amor a veces duele. Y a veces, también enferma...
Pero, ¿qué es el amor? ¿un cóctail de sustancias químicas que inundan nuestro cerebro? ¿un estado anímico? ¿el más puro sentimiento? ¿una ponzoña vertida en nuestra sangre gracias al flechazo de los querubines? ¿el designio de los dioses?
Nadie lo sabe con certeza. El amor... el amor es indescifrable.
También es ubicuo, por que el amor... el amor está presente en todas partes, es el rayo de sol que ilumina nuestras mañanas, la velocidad del tren, el cambio de color en el semáforo. El amor, como la belleza, no se encuentra en la rosas, está en nuestro interior.
Es que el amor... el amor es intangible. Y nosotros, en un increible ejercicio de abstracción, lo atribuimos a quienes amamos y a todo aquello que nos rodea. Lo hacemos por que amamos, por que estamos enamorados.
El amor es algo tan subjetivo y personal...
Y si no lo fuera, si tuviera sus leyes escritas, sus fórmulas, ¿sería amor?

lunes, 30 de marzo de 2009

Perspectivas




Estamos atrapados en nuestra mente, en nuestra propia y restringida perspectiva de la sociedad y algunas veces somos incapaces de situarnos en una posición ajena para apreciar otros enfoques. Es difícil apreciar otra cultura, conocerla y comprenderla; y más difícil aun, analizar separadamente cada aspecto de su cultura cuando estamos imbuidos en el sistema de convenciones propio de nuestra época. El arte en especial se presenta como un tema de difícil abordaje, incluso en nuestra sociedad, pues resulta complejo definirlo, catalogarlo y valorarlo. Aunque creemos estar seguros de nuestros gustos artísticos, explicarlos y argumentarlos es un ejercicio que requiere nuestra objetividad y un cierto distanciamiento del objeto, en este caso el arte y nuestra propia sociedad.
Y este distanciamiento solo puede alcanzarse a través del estudio de la historia, pues aproximarnos al pensamiento de otras épocas nos ofrece una visión más completa y general del mundo, enseñándonos que la nuestra no es la única perspectiva posible.
Es así como las nuevas tendencias en historia del arte se inclinan por un estudio integral de la sociedad que rodea la obra artística que nos permita formarnos una idea general de la perspectiva propia de la época. A la luz de estos estudios encontramos teorías sobre el arte diametralmente opuestas a las nuestras, en las cuales se acentúa la labor del artista como intérprete de ideas ajenas, en oposición a nuestra teoría de la libre expresión del artista; teoría que nos ha sido legada por el Romanticismo, que tanta importancia daba a la propia expresión, la subjetividad, la libertad y la originalidad y con cual simpatizan la mayoría de nuestros contemporáneos, entendidos o no en la naturaleza del arte.
Puede decirse que la mayoría estamos tan anclados en nuestra propia perspectiva de la sociedad que la extrapolamos a otras circunstancias, a otras culturas separadas de la nuestra por el tiempo o el espacio. Caemos en anacronismos, interpretamos erróneamente la producción artística de otras sociedades, asimilándolas a la nuestra sin percibir diferencias capitales que otorgan a la obra una dimensión completamente diferente a aquella que imaginamos.

viernes, 27 de marzo de 2009

El día es día hasta la media noche...


El actor es un monstruo. Finge ser otra persona. Sube al escenario y nos engaña, vestido con la piel de otro, escondido tras de ajenos gestos; frío y calculador, sabe que palabra decir y con que entonación para arrancarnos los más hondos sentimientos, para lograr la catharsis, para llevarnos a la redención. El actor se prepara, concienzudamente, ensaya varias veces los libretos, los lee, los relee, repite una y otra vez los movimientos, y al mirarse en el espejo mientras se maquilla, sabe que no es su rostro el del reflejo. Sabe que maquilla al personaje. El actor es un demonio que ha vivido muchas vidas.
El teatro es una farsa. Y no solamente en el sentido de comedia. El teatro es un engaño, un auto engaño, lo sabemos, lo que ocurre en frente nuestro es ficticio y aun así creemos, queremos creerlo. Necesitamos creerlo. Es engaño, y sin embargo, no hay verdad más absoluta que el teatro, no hay nada más humano. Ha estado con nosotros desde los orígenes del tiempo. Es el espejo en que nos miramos, la esencia de nuestro ser. Es un juego. Es jugar a conocernos, a vivir una realidad ficticia, fingir una verdad, hacer posible lo imposible... El teatro es necesario, es una manera de aproximarnos a nosotros mismos, de descubrir otras facetas nuevas de nuestra humanidad. El teatro es un camino para despertar el alma.
Surgió con la imitación, la simple imitación, la imitación de las cosas, de los gestos, la imitación de las palabras abstractas y sin más sentido que el del mythos. Pero el teatro es más que eso, el teatro es un rito, es una religión... de hecho, el teatro nace con la religión, la acompaña, la apoya y se nutre de su fe. Pero es independiente, sigue su camino. Y su camino es largo, ha cambiado, evolucionado, adoptado nuevas formas, tendencias, escuelas, academias. Pero su esencia es la misma, humana, profunda y reflexiva. Continúa retornándonos a nuestra naturaleza, a lo original, a lo primario, nos pone frente a un espejo y nos enseña el reflejo que es el mismo de hace cientos de años. El teatro es indefinible, inexpresable y expresivo. No hay nada como sentirlo... Simplemente, el teatro es teatro.
Y el actor... el actor es un artista, he dicho que es un monstruo y un demonio, y también un ser humano, un ser perfecto en todas sus imperfecciones, capaz de la gran hazaña de desprenderse de si mismo para darle vida a otro ser...
Hoy es el día del teatro. Y en verdad que merece un día, como todas las cosas importantes, como todas las cosas de este mundo. Hoy es el día del teatro, hoy hasta la media noche.
Algunas recomendaciones teatrales

Arlequino se presenta

Con su traje de colores, de retazos, de colores retaceados, con su negra máscara de cuero y su expresión de niño malcriado; con sus gestos demoniacos, sus piruetas y acrobacias, ha llegado, entra en escena, le acompaña su candor.
El traje remendado y de colores fue desde un comienzo un signo más de su pobreza, y ¿qué es ahora? su riqueza, su esplendor.
Y su rincón... este rincón... un lugar para guardar los retazos olvidados, el pasado, las ideas de colores diferentes, divergentes, conciliables... Un baúl de sentimientos, pensamientos, percepciones, sensaciones, ideales.
Un lugar para tener de todo un poco, compartir y comentar, armonizar.